“Anda hombre/ levántate de ti.”, nos dice en un célebre verso Miriam Reyes. Y es en este espejo sombrío de poemas, de oscuros deseos, de dudas que nos inmovilizan, donde podemos reflejarnos y descubrir quienes somos, qué queremos, qué le pedimos a la vida y hacia dónde encaminar nuestros pasos.
El poemario es un darse cuenta, un tocar fondo para saltar hacia la vida. Editado en el 2001 por DVD, es ahora Ediciones Liliputienses, quien vuelve a sacarlo a la luz, añadiendo un puñado selecto de poemas.
La poeta nos describe un yo poético que debate sobre la maternidad, no quiere que su cuerpo sea devorado por el hijo, donde el sexo es un elemento imprescindible que origina placer, responsabilidad y puede dar lugar a un fruto no deseado, donde la relación con la pareja es temperamental y física: “presiento el desastre de la maternidad, catástrofe de interminables e insufribles secuelas”, “no alimentaré a nadie con mi cuerpo para que viva este suicidio en cuotas que vivo yo.”
Extraordinario e intenso poemario, cuya reedición hay que agradecer a José María Cumbreño, editor de Liliputienes , quien, con un trabajo abnegado y altruista hace que podamos leer en España a algunos y algunas de los mejores poetas de España y Latinoamérica.
POR UN LADO
la vida que pasa
como un batallón de bárbaros quemando alas
y te deja
con ese olor a desolación en los ojos.
Por el otro
cuentas las monedas como cuentas de rosario
para llegar a fin de mes bajo techo.
Este oficio no es más sencillo con la práctica.
¿EN DÓNDE EXACTAMENTE TIENE SU RAÍZ ESTE DOLOR,
debo dejar de pensar o de sentir?
Dónde me duele
rápido, díganme,
qué debo amputar.
EVENTUALMENTE PASO DÍAS ENTEROS SANGRANDO
(por negarme a ser madre).
El vientre vacío sangra
exagerado e implacable como una mujer enamorada.
Si los hijos no salieron nunca
del cuerpo de sus madres
juro que tendría uno ahora mismo
para sentirlo crecer dentro de mí
hasta poseerme como en una sesión espiritista
o como si mi bebé y yo
fuéramos muñecas rusas
una llena de la otra
mamá llena de bebé.
También tendría un hijo
si ellos siempre fueran bebés
y pudiera sostenerlo en mis brazos por encima de la realidad
para que mi niño nunca pusiera los pies en la tierra.
Pero ellos llegan a ser
tan viejos como uno.
No alimentaré a nadie con mi cuerpo
para que viva este suicidio en cuotas que vivo yo.
Por eso sangro y tengo cólicos
y me aprieto este vientre vacío
y trago pastillas hasta dormirme y olvidar
que me desangro en mi negación.
Buffff …. sin palabras.
¡Gracias!
disculpa
los textos tienen erratas
por ejemplo:
dice:
cuantas las monedas
debe decir:
cuentas las monedas
saludos
Gracias Jorge, en cuanto pueda los corrijo. Saludos.
Te paso otras erratas que Uriel Martínez encontró (jajjaja cuidando a la Miriam desde México, pues)
dice: Sí los hijos no salieron nunca
debe decir: Si los hijos no salieron nunca
dice: para qué mi niño nunca pusiera los pies en la tierra
debe decir: para que mi niño nunca pusiera los pies en la tierra
Gracias.
Corregido. Mil disculpas a la poeta. Las prisas y la tablet no son para la poesía.
La negación siempre es fecunda. Un saludo
Uf es brutal… me ha encantado, tengo que leerlo!