La noche
es una gran taza de café negro
llena de esperanzas y temores.
Su aroma humea en la habitación.
Su cafeína mantiene despierto,
excita la duda,
ilusiona
y pone nervioso.
Como descargas eléctricas
sus posos dan vueltas
en el interior del cerebro.
Café solo,
dolor expreso.
Amargo
el sabor del insomnio.