“Mis alas conocen todas las direcciones
Mi vuelo ha tocado el color del cielo”
La poesía de Mohan Rana es un vacío. Un círculo donde las reflexiones van dejando su poso sobre unas esquinas que buscan su eje gravitatorio. El poeta gira en todas las direcciones de un pájaro sin nido, de manera más lenta que el tiempo.
La naturaleza del vivir es más extensa que cualquiera de los sentidos. El tiempo no existe: es agua, es aire que nutre la búsqueda.
Los versos de Mohan Rana poseen la eufonía de un bosque colmado de pájaros, fronda y estrellas. Un no lugar oscuro donde el camino deja una senda de huellas luminosas sobre las que tomar referencias.
La distancia entre olvido y memoria se convierte en contradicción, en tensión vital. No es el poeta quien viaja, sino la realidad la que construye, a través de las palabras, al autor.
Después de Media noche (2009)
He visto las estrellas a lo lejos-
tan lejos como Yo de ellas:
las vi en este momento-
en momentos del pasado destellante.
En la ilimitada profundidad de la oscuridad,
estas horas
Cruzan la noche dando caza a la mañana.
Y no puedo decidirme:
¿vivo esta vida por primera vez?
¿O repitiéndola, al vivir olvido
el primer aliento cada vez?
¿Beberá agua también el pez?
¿Sentirá calor el sol?
¿Verá la luz a la oscuridad?
¿Se mojará la lluvia también?
¿Se harán los sueños preguntas sobre el sueño
como me las hago yo?
He andado un largo, muy largo camino,
y cuando vi, las estrellas vi muy cerca,
Hoy ha llovido todo el día, lavando de tu rostro
las palabras.
El cartógrafo (2010)
Entre las líneas eres tú,
Ausente, pero silenciosa presencia
Como la lluvia es ausente en las nubes que pasan
Ahí estás, ausente, en cada espacio vacío
De vida. En cada hueco del tiempo
En esas carreteras “azotadas de pánico”
No miro a través de ninguna ventana,
No me paro en ninguna puerta,
No “miro” el reloj
No oigo la llamada de nadie.
Así como la geografía cambia sus fronteras
El miedo es mi única compañía.